“Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas” José Ortega y Gasset
Decía Javi Gracia, entrenador del Málaga C.F, en una entrevista para el diario El País, que dudar es la esencia de su trabajo.
He revisado en cuantos post aparece la palabra “duda” en mi blog: Aparece en 122 de ellos, por lo que creo que es un indicador más que fiable de que estoy muy de acuerdo con la reflexión de Javier Gracia.
Dudar no es un signo de indecisión sino más bien de rebeldía, porque la duda nace de no caer en la complacencia de las respuestas tranquilizadoras, no caer en la trampa de las grandes verdades.
Dudan quienes tienen un carácter indómito y se cuestionan por naturaleza todo aquello que es presentado como una verdad absoluta. Solo se puede construir un discurso profundo si se pone en duda cualquier planteamiento, por muy de acuerdo que estés con él. Y no por el hecho de ir contra corriente, sino porque desde la duda razonable se alimenta la reflexión que nos permite observar la realidad desde el mayor número de perspectivas posibles. Es imprescindible cuestionarse para luego abrazar un planteamiento. Si no es así el riesgo de estimular la credulidad es alto.
Posiblemente la adaptación al entorno nace de la duda razonable. Y las personas que deciden aprender lo hacen desde una actitud de adaptación permanente, poniendo en duda sus propias perspectivas para hacerlas más consistentes y flexibles. Y aunque parezca una contradicción, no lo es en absoluto (o quizá si, quien sabe)
Hasta el propio Arturo Pérez Reverte hace ya un tiempo compartía una reflexión sobre cómo, a lo largo de su vida había ido transformando sus mayúsculas en minúsculas. Transformar los dogmas e ir convirtiéndolos en opiniones muy cuestionables.
En la duda hay crecimiento y desarrollo. Avanzamos cuando no tenemos certezas y nos lanzamos a la incertidumbre. Decía Miguel de Unamuno que la verdadera ciencia enseña a dudar y a ser ignorante.
Y quizá uno de los motivos por los que los seres humanos no solemos dudar es porque no hemos sido educados en el asombro y en la curiosidad. El asombro hace que descubramos nuevas maneras de observar y la curiosidad nos anima a indagar y a no dar nada por sentado. Y de esta manera entrenamos, pulgada a pulgada, el tan necesario pensamiento crítico que en demasiadas ocasiones brilla por su ausencia.
Si de la certeza nace la soberbia y la arrogancia mientras que la duda nos hace más humildes. ¿por qué no somos más humildes?
Duda o no dudes, pero opina y comparte tus dudas