Esta semana me encantaría poder compartir con vosotros una reflexión que me resulta interesante en este escenario tan especial y diferente que muchos de nosotros estamos viviendo. Hace tiempo que lo leí y me pareció adecuado compartirlo y, como bien me conocéis, trataré de encontrar un ejemplo que facilite su compresión.
La idea es que en estos momentos de adversidad siempre nos encontramos con personas que quieren que suceda algo que cambie las cosas pero que hacen poco para el cambio. Otras personas lo desean con mucho ímpetu y se ponen en marcha aunque sin demasiado éxito, pero las que realmente cambian el status quo son aquellas que provocan que las cosas sucedan. Esta mañana tenia una reunión con conocidos que debían tomar decisiones drásticas en su compañía para poder sobrevivir a la crisis. No eran precisamente populares las decisiones que debían tomar. Sin embargo son valientes a la hora de provocar una cambio de rumbo para que el nuevo escenario permita salvar a su compañía y por tanto asegure el trabajo de cientos de empleados y facilite la seguridad de sus familias.
Esto me hizo recordar momentos de la vida deportiva de Michael Jordan. En una ocasión en la que Jordan estaba en la cima de su carrera deportiva, reflexionaba sobre la importancia de acertar en la toma de decisiones: “puedes practicar el tiro ocho horas diarias, pero si la técnica es errónea sólo te convertirás en un individuo que es bueno para tirar mal”.
En todas las ocasiones en las que me he encontrado frente a la necesidad de generar un aprendizaje nuevo, antes o después termino llegando a la conclusión de que la única manera de que se produzca ese nuevo aprendizaje es cambiar la manera de mirar las cosas. Esto solo es posible si revisas todo aquello que te limita el aprendizaje y te atreves a mirar de una manera diferente. Ahora me fijo más en como aprenden los bebés y es tan sencillo como mirar las cosas de siempre con los ojos de un niño. Simplemente mirar, preguntar o actuar desde una perspectiva distinta permite que cosas que antes eran ciegas a tu vista de repente se hagan visibles.
Jordan tuvo que reinventarse varias veces a lo largo de su vida deportiva, escalonada de éxitos y desencuentros deportivos y personales. Su fuerza partía del reto, del desafío, unas veces externo y otras veces interno, que le llevaron a la superación deportiva y personal (que por cierto no deberían ir separadas). En su caso fueron cruciales dos factores de los que podemos extraer muchas enseñanzas: su valentía frente al desafío y la buena elección de sus compañeros de viaje. Eso si, el éxito deportivo debe trascender al propio logro puntual con su consecuente dosis de vanidad. Debe enfrentar a la persona, más allá de los aplausos, al desafío de lo desconocido y a la conquista de su autorrealización.
http://www.youtube.com/watch?v=R9PPeM3s_Ps&feature=fvsr
Buen comienzo de semana para todos