En estos días que comienzan las clases en la universidad me dedico a revisar los contenidos que quiero compartir con mis alumnos y creo que uno de los grandes objetivos que me planteo cumplir al final de mi asignatura va muy relacionado con ayudarles a descubrir la magia del autoliderazgo.
Voy a empezar a trabajar con 17 alumnos que cursarán la asignatura de Habilidades directivas.
Me encantaría que recogieran algunas de las ideas fundamentales que son inherentes a nuestro liderazgo personal, tales como ser capaces de entender que podemos esperar a que alguien se preocupe por nosotros o podemos ser nosotros los que demos el paso de ocuparnos de los demás. Que podemos desear y esperar que alguien nos ilusione con un proyecto o, por el contrario, podemos poner nuestro granito de arena para ilusionar e inspirar a otros.
Me encantaría que al final del proceso que he empezado hoy junto a ellos, puedan comprender que deben salir de su zona de confort y arriesgarse. Pero para ello deben aprender a luchar y entender que el liderazgo se forja en la lucha y que un líder no lucha para ser el primero sino que es el primero en luchar para conseguir lo que desea.
Son ellos los que en un futuro van a ser los transmisores de valores en su trabajo diario. Me encantaría que entendieran que los valores que cada uno posee son innegociables, que marcan nuestro comportamiento y que, si van en contra de sus valores es imposible que consigan ser capaces de ir más allá de donde piensan que pueden llegar.
Estaría satisfecho si, al finalizar este curso, los alumnos con los que voy a compartir horas de trabajo hubieran entendido que deben descubrir donde aportan valor, donde son diferentes y especiales y que pongan toda su energía en entrenar sus fortalezas.
Ojalá sea capaz de activar el click de su deseo por aprender y desarrollar su talento.
Estoy convencido de que si les puedo ayudar a fijar su visión y sus objetivos de aquí en adelante, van a ser capaces de ver la diferencia entre los obstáculos y problemas. Podrán ver los obstáculos como escalones que les llevarán a cumplir sus objetivos. Estos chicos están en edades tremendamente sensibles y tal y como sean capaces de hablarse a si mismos así será el mundo que empiecen a construir.
Mi trabajo estará orientado a darles una perspectiva nueva que permita que amplíen su campo de visión y enriquezcan su manera de ver el mundo. Todos somos observadores del mundo y nuestro misión radica en ser capaces de enriquecerla cada vez que interactuamos con los demás.
Ese es mi reto, aprender a interactuar con ellos aunque nos separen muchos años y darles la oportunidad de descubrir nuevas maneras de relacionarse con los demás con espíritu de apertura y de aprendizaje.
Buen inicio de semana