Enlazando el post de la semana pasada, seguimos analizando las herramientas que nos ayudan a reducir el miedo que, en algunas ocasiones, nos bloquea y nos limita nuestra toma de decisiones.
En este caso hablaremos de la CONFIANZA. Ya había dedicado un post a hablar de este concepto (http://alvaromerinojimenez.wordpress.com/2011/10/23/el-factor-confianza/ ) pero permitirme que en este caso aborde esta herramienta en su relación con el miedo.
Si partimos de la idea de que el conocimiento se basa en la formación y en el feedback para generar nuevos aprendizajes, la confianza la relacionaría más con el entrenamiento vinculado a la mejora.
Podríamos hablar que la fórmula de la confianza reside en DAR RESPONSABILIDAD Y ACOMPAÑAR. Es una fórmula cuyo éxito depende de la presencia de ambos factores. Os pongo un ejemplo que suelo utilizar en mis cursos y que puede ayudar a entender este concepto:
Imaginémonos que queremos enseñar a un niño a nadar. Para generar confianza antes de nada nos aseguramos que el contexto de aprendizaje es seguro. Nosotros debemos acompañar al niño metiéndonos en la piscina pero le pedimos que asuma su responsabilidad lanzándose al agua. Si le pedimos que se lance y nosotros desaparecemos no seriamos un factor de confianza para él con respecto a la tarea que realiza.
Ambos factores deben darse simultáneamente para que pueda alimentarse la confianza. Si únicamente alimentamos la responsabilidad de quien aprende o se enfrenta a una situación que le genera miedo, y nosotros “desaparecemos”, estamos siendo catalizadores del miedo. Lejos de ayudar a reducir ese miedo lo que estamos provocando es el efecto contrario. No estar presente, acompañando, aumenta el miedo de quien aprende.
Y no confundamos acompañar con sobreproteger. Ese es otro de los grandes catalizadores del miedo ya que la sobreprotección es una manera de agredir e incapacitar a quien aprende.
Y esto sucede cuando educamos y cuando desarrollamos nuestro trabajo cada día. Cuantas veces nos dan la responsabilidad de un proyecto y nos “abandonan” a nuestra suerte bajo la excusa de “te estoy dando responsabilidad”. Lejos de generar confianza, lo que se consigue es poner en riesgo a quien se responsabiliza de un proyecto o una tarea.
Además la confianza forma parte de una cadena de valor de vital importancia: La cadena del compromiso. Cuando queremos que alguien se comprometa debemos ser rigurosos con esta cadena de valor: Coherencia – Confianza – Compromiso.
Solo cuando eres coherente en tu manera de actuar con tus colaboradores eres capaz de generar confianza con ellos. Y la confianza es la puerta de entrada al compromiso individual y colectivo. Nadie se compromete si no confía y nadie confía en alguien que no es coherente y predecible.
Disfrutad de la semana y el próximo lunes hablaremos de la última herramienta contra el miedo.