Parece un tópico, pero cada vez que comienza un nuevo año todos hacemos nuevos propósitos que muchas veces son olvidados en cuanto empezamos con nuestro rutinario día a día.
Pero, ¿qué propósitos nos debemos hacer? Creo, sinceramente, que solo valen aquellos propósitos que nos hacen cambiar y transformarnos. Cuando nos dicen frases como ¡vaya, no has cambiado nada, sigues como siempre!, más allá del halago que lleva implícita la frase, a mi me suena a “¡hace 10 años estabas igual y sigues igual!”. Simplemente no me gusta.
El inicio de cada año es una metáfora que nos habla de cómo desprenderse de lo antiguo y renovarse con lo nuevo, de cómo abandonar los habituales puntos de vista y adoptar nuevas perspectivas que nos enriquezcan y nos permitan continuar aprendiendo.
El cambio es el objetivo: “tu enfoque determina tu realidad”. Con estas palabras el maestro jedi enseñaba a su joven aprendiz. La importancia de dónde ponemos el foco de nuestros deseos condiciona los objetivos que queremos plantearnos y por tanto, de las acciones posteriores que llevaremos a cabo.
Este deseo de cambio es una fuerza motivadora inicial que posee una gran energía de partida pero que puede diluirse ante los primeros obstáculos. Es por este motivo que todo cambio requiere de altas dosis de perseverancia que nos acerquen, pulgada a pulgada, a nuestro objetivo.
Hoy os invito a compartir vuestras promesas, vuestras intenciones de mejora para el 2012. ¿Qué vas a hacer diferente a lo que has estado haciendo hasta el día de hoy? ¿qué te apetece aprender este año? ¿cómo sería para ti terminar un 2012 exitoso?
Mi propósito para este año va a ir relacionado con la generosidad para entregar mi tiempo a personas y proyectos sociales que lo necesitan.
Por lo tanto, os propongo un juego: Por cada comentario que dejéis en el post compartiendo vuestro propósito de cambio para el 2012 yo me comprometo a invertir una hora de mi tiempo en mi proyecto social. Cambio vuestros propósitos por tiempo.
Eso si, los propósitos no pueden hacerse en relación a aquellos aspectos que no nos suponen un esfuerzo. Es momento de plantearse nuevos retos que requieran de una cierta dosis de valentía.
¿Aceptas el reto?