Una mañana de 1971 un grupo de policías arrestó, encadenó y encerró a 12 estudiantes en una falsa prisión. Los estudiantes eran voluntarios de un experimento dirigido por el psicólogo Philip Zimbardo. Otros 12 estudiantes, seleccionados entre 75 candidatos, ejercieron la función de carceleros. El estudio pretendía prolongarse a lo largo de dos semanas pero tuvo que ser cancelado por Zimbardo tan solo 6 días después de iniciado. El motivo fue el tratamiento recibido por los prisioneros por parte de los carceleros que llegó a ser humanamente degradante.
Algunos prisioneros estaban terriblemente angustiados y alrededor de un tercio de los carceleros se comportaron de manera sádica.
Lo interesante de este estudio es que todos los voluntarios que actuaron como carceleros no mostraron signo alguno de este sadismo en los perfiles previos a esta investigación. Por el contrario sus perfiles eran de personas emocionalmente estables y respetuosas con la ley.
Zimbardo concluyó que determinadas situaciones y roles sociales pueden despejar a las personas de su individualidad e impulsarlas a actuar de manera sádica o sumisa.
Cuando en 2004 salieron a la luz las imágenes de las aberraciones cometidas por militares estadounidenses en Iraq en la prisión de Abu Ghraib, Zimbardo participó como experto en el juicio contra los militares acusados de maltrato. Afirmó, que tanto el entorno de la prisión como las circunstancias políticas y sistemáticas eran los principales causantes de las atrocidades cometidas.
Si trasladamos esto a otros entornos sociales en los que determinadas personas asumen poder sobre otras sin ser conscientes de la importancia de ganarse la autoridad moral de los demás, se terminan convirtiendo en sádicos que disfrutan ejerciendo el control sobre otros.
Una fabula japonesa compara a los hombres con los juncos. Ambos, dependiendo de condiciones ambientales como el viento y las tormentas son capaces de modificarse y flexionarse para adaptarse a las nuevas circunstancias, pero su esencia está en sus raíces. Cuando alguien pretende cambiar sus raíces, su esencia, entonces se transforma en otro junco que no es él. Cuando hacemos esto nos convertimos en lo que no somos y aparecen estos comportamientos denigrantes.
Permanezcamos alertas…..
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