Resulta muy fácil pensar que los grandes deportistas, los músicos virtuosos y los artistas mundialmente reconocidos son lo que son gracias a un “don divino” con el que nacieron, que fueron tocados por la varita mágica que les ha permitido estar un lugar privilegiado y muy ansiado por el común de los mortales.
Las investigaciones del psicólogo Anders Ericsson han demostrado que el camino a la maestría está al alcance de todo el mundo. De todo aquel que decida estar dispuesto a practicar lo necesario y a asumir el sacrificio que esto implica.
Si pero, ¿cuánto tiempo? Según los estudios que Ericsson llevó a cabo con deportistas y músicos de élite habría que practicar, al menos, 10.000 horas repartidas a lo largo de más de diez años
Si pero, ¿qué tipo de práctica? Está claro que el mero hecho de practicar puede no llevarnos a mejorar. Cuando hablamos de practicar nos referimos a hacer una práctica deliberada, consciente y orientada a aumentar todo el abanico de posibilidades. Practicar no es repetir siempre lo mismo, sino probar nuevas alternativas, investigar nuevas posibilidades, asumir riesgos, desaprender para volver a generar aprendizajes más valiosos, trabajar en contextos de incertidumbre que nos exijan lo máximo de nosotros mismos.
Para esto, es imprescindible gozar de una sana autocrítica, grandes dosis de humildad y un ejercicio constante de revisión de los objetivos.
Parece que determinados factores situacionales pueden facilitar el camino hacia la excelencia. Por ejemplo el hecho de vivir en ciudades más pequeñas puede favorecer que los aprendices puedan practicar más variedad de actividades al reducirse las distancias.
La lectura de este estudio nos permite entender que si dedicamos 10.000 horas de trabajo deliberado no es garantía de que seamos los números 1 en aquello que nos propongamos. Seguramente no, pero lo que si podemos llegar a conseguir es desarrollar nuestras capacidades al máximo. No podemos intervenir en lo que nos viene dado genéticamente pero si en nuestra capacidad para aprender y por tanto esto nos exige trabajar profundamente en identificar cuales son nuestras áreas fuertes, nuestro potencial a desarrollar, aquello en lo que destacamos y que disfrutamos haciendo.
Si ahí esta nuestro talento ahí podemos empezar a invertir las 10.000 horas de práctica.
Buen inicio de semana