En su ensayo “El Erizo y el Zorro” Isaiah Berlin, basándose en la conocida fábula griega, divide a las personas en zorros y erizos. El zorro trata de cazar erizos y es capaz de diseñar múltiples de estrategias complejas para conseguirlo. Sin embargo el erizo, carente de elegancia, camina lentamente buscando comida. Cada vez que el zorro ataca, el erizo se encierra en si mismo convirtiéndose en una bola de pinchos que hace desistir en su ataque una y otra vez al zorro.
Las personas, equipos y organizaciones que actúan como zorros se caracterizan por la complejidad de sus estrategias y por la dispersión de sus acciones. Sin embargo quienes actúan como erizos destacan por la sencillez y simplicidad de sus estrategias. No importa lo complejo que sea el entorno en el que se mueva, ya que sus acciones tiendes a ser sencillas, tanto como que ya nada sobra. Tan sencillo y evidente que parece mentira que nadie se hubiera dado cuenta antes de ello. Es curioso como frente a la complejidad, triunfa la sencillez de lo evidente.
El concepto de erizo, que Jim Collins expone en su libro Empresas que sobresalen, se basa en tres círculos de pensamiento que llevan a la excelencia:
- ¿Qué es lo que me apasiona profundamente?
- ¿En qué puedo ser el mejor?
- ¿Qué es lo que mueve mi motor económico?
El concepto del erizo descansa en la intersección de los tres círculos, fruto de una reflexión relativa a lo que uno sabe hacer bien y lo que le fortalece.
Lo importante de los círculos se asienta en la idea de adherirse al concepto de erizo y saber decir NO a todas aquellas propuestas que se desalinean con el enfoque sobre el que se construye su visión.
Los erizos construyen su futuro sobre lo que hacen bien (desempeño), sobre lo que les apasiona y sobre lo que les aporta valor y aporta valor a otros. Entrar en nuevos territorios ajenos a estos círculos les haría perder la simplicidad que les lleva a la excelencia.
El concepto de zorro en el mundo profesional tiene mucho que ver con presentarse desde la idea de que para resolver problemas complejos hay que presentar soluciones complejas. Parece que la complejidad de la solución debe estar a la altura de la complejidad del problema.
Sin embargo, las grandes respuestas a los problemas complejos vienen de la sencillez y evidencia de las respuestas.
Este concepto de erizo nos hace reflexionar sobre el hecho de que para comenzar no hay que tener una maravillosa idea y una planificación brillante y compleja, sino todo lo contrario. Las personas, equipos y organizaciones que perduran ensayan y prueban para quedarse con lo que les funciona. Descubren sus fortalezas como erizos y a través de personas, pensamientos y acciones disciplinadas, generan un verdadero proceso de transformación que les hace perdurar siendo excelentes.