Tólfan. Ese es el nombre que los islandeses utilizan para denominar a su afición. Su significado es “ el jugador número 12”.
Heimir Hallgrímsson. Entrenador nacional islandés hasta el Mundial de Rusia de 2018.
Es muy probable que pienses que es una locura lo que este entrenador hizo para conectar con la afición islandesa o que lo que vas a leer es difícilmente extrapolable a otras culturas donde el fútbol se vive de manera desmedida. Pero es necesario indagar en todo aquello que pueda ser de utilidad para mejorar el liderazgo de un equipo, su motivación y la generación de oportunidades de éxito. Esta historia puede resultarte interesante.
Hallgrímsson, odontólogo de profesión ha sido seleccionador nacional islandés hasta el Mundial de Rusia. En 2012, siendo ayudante del técnico sueco Lars Lagerback que en ese momento era responsable del equipo nacional de fútbol, comenzó a mantener conversaciones con los aficionados Tólfan que en aquel momento no superaban los 30 miembros y que se reunían en Olver, un emblemático bar deportivo.
Hallgrímson les dijo que antes de cada partido que la selección jugara en casa, pasaría por el bar a compartir con ellos la alineación inicial, explicarles el planteamiento del partido e incluso mostrarles el video motivacional que verían los jugadores momentos antes de comenzar el partido. La condición era que no se grabara nada, que no se compartiera ninguna información por redes sociales.
La primera vez que lo hizo apenas eran 30 las personas que se encontraban en Olver. A la última reunión acudieron más de 800 personas.
El efecto fue tan exponencial que los aficionados de Tólfan empezaron a crecer por cientos. Tanto fue así que en la Eurocopa de 2016 casi el 10% de los 300.000 habitantes de la isla acudieron en masa a apoyar a su selección que consiguió una inolvidable victoria en octavos de final frente a Inglaterra.
Más allá de esto, es reseñable indicar que ninguno de los cánticos de esta afición contiene la más mínima carga de violencia ni incluye ningún contenido que busque insultar al rival. Se enfocan 100% en animar a su equipo.
Hallgrímson buscó y encontró la fórmula para generar una ventaja competitiva para su equipo a través de la conexión emocional y la búsqueda de un significado colectivo entre jugadores y afición. Una vez más se corrobora el hecho de que cuando haces que alguien se sienta importante, el sentimiento de pertenencia y de contribución se disparan positivamente. No te hará ganar campeonatos pero te hará mucho mejor equipo.
La ya conocida celebración islandesa no tiene un origen muy claro pero su procedencia no es islandesa. Aficionados escoceses, británicos y franceses ya celebran así con sus equipos.
Eso sí, la estética recuerda mucho a las escenas de los espartanos de 300.