La agilidad emocional, según Susan David, profesora de la Universidad de Harvard, es “la capacidad para obtener información cuando enfrentamos situaciones en las que emergen sensaciones y sentimientos que nos lleven a tomar buenas decisiones”. Así lo describe en su libro Emocional Agility.
Esta agilidad emocional tiene 4 pasos esenciales según la profesora David:
Mostrar: No tratar de reprimir nuestras emociones y pensamientos, especialmente cuando no son placenteros, sino contemplarlos con curiosidad y cariño.
Salir: Observar nuestra emociones y sentimientos con cierta distancia e imparcialidad y no vernos obligados a responder inmediatamente ante el estímulo. Siempre existe un espacio entre el estímulo y la respuesta donde podemos escoger cuál será nuestra respuesta. Poder salir nos permite observar más globalmente la situación y abrirnos a un campo más amplio de posibilidades.
Conocer las razones (pasear los por qués): Darnos espacio nos permite algo realmente importante que no es otra cosa que conectar con nuestro valores más centrales y con nuestras metas más prioritarias. Esto facilita que nuestras decisiones sean más acertadas ya que responden a nuestras estrategias fundamentales.
Avanzar: Teniendo en cuanta dos principios fundamentales en cualquier estrategia de mejora:
Marcarse pequeñas mejoras sencillas impregnadas con nuestros valores, que se incorporen como hábitos sostenidos en el tiempo.
Balancear estas acciones de mejor en un equilibrio adecuado entre nivel de reto y competencia para que nos permita alimentar un estado anímico de entusiasmo y empoderamiento.
¿Cómo entrenar la agilidad emocional?
De entre los muchos entrenamientos que plantea Susan David rescato algunos que me parecen especialmente importantes:
Declararte responsable de tu propia vida, de tus decisiones, de tus aciertos y de tus errores.
Aceptar tu identidad, con tus fortalezas y debilidades, con compasión, coraje y curiosidad, abrazando la evolución permanente de tu identidad.
Abandonar los objetivos no realistas y aceptar que estar vivo significa herirse, caer, estresarse y cometer errores.
Liberarte del perfeccionismo y navegar en al imperfección
Abandonar la idea de carecer de miedo, y enfrentarse a los miedos desde los valores como guía.
Optar por la valentía para implicarse en nuevas oportunidades en lugar de resignarnos a las circunstancias y el destino.
Reconocer que la belleza de la vida navega de la mano de la fragilidad.