A partir de hoy, los próximos post que escriba van a estar destinados a reflexionar y compartir con vosotros las claves que caracterizan a los nuevos modelos de liderazgo tratando de desmitificar los estereotipos equivocados en relación a un concepto más que manido.
Y lo haré tratando de inspirarme en personas que me han servido como referentes para elaborar mi personal visión del mundo. Por lo tanto me gustaría que tan solo lo tomarais como otro punto de vista más. En muchos de estos post rondará el espíritu de Juan Mayorga como una de esas personas que son fuente de inspiración diaria en mi trabajo.
Partiendo de un concepto muy generalista, entiendo el liderazgo como la capacidad que todos tenemos de influir en nosotros mismos y en los demás. Me gustaría diferenciar, en primer lugar, dos conceptos que muchas veces podemos entender como similares pero que son radicalmente diferentes. Y en gran medida la generosidad radica en uno de ellos.
En ocasiones no entendemos claramente la diferencia existente entre influir y manipular. Pensamos que, de una manera u otra, siempre estamos manipulando cuando lideramos. Y es absolutamente falso. La diferencia entre ambos conceptos radica en el lugar donde ponemos nuestro objetivo. Cuando manipulamos, claramente ponemos el objetivo en nosotros mismos pero cuando influimos el foco del interés verdadero está en el otro.
Por este motivo la generosidad es una pieza básica en el engranaje del liderazgo. La generosidad nace de la idea de tratar de influir para hacer mejorar, bien sea sobre uno mismo o sobre los demás.
La generosidad permite, entre otras muchas cosas, dar el paso que nos permita cambiar una clara orientación al logro por una renovada orientación a la influencia. Un liderazgo generoso permite que los demás consigan los objetivos, sabiendo que están acompañados en el camino. Y ahí radica el éxito del líder generoso.
Una dirección basada en el ego, es decir, una dirección egoísta no permite que el talento de las personas pueda desarrollarse, porque el ego orienta al resultado cortoplacista ya que se alimenta del propio miedo. Y el ego busca, de manera desmedida, la propia supervivencia personal.
Las personas que me han inspirado con su generosidad se han terminado convirtiendo en un referente para mi. No importa si conseguí o no alcanzar mis objetivos con ellos. No va de eso. Lo que importa es cómo influyeron en mi para transformarme mientras perseguía mis objetivos.
Hacer importante a quien está debajo de ti es un acto de generosidad. Que fácil resulta que te hagan importante cuando eres jefe. El entrenamiento no consiste en gozar de tu superioridad sino en ser capaz de hacer importante a quien trabaja para ti, porque permitirá que su talento (y no dudéis que todos lo tenemos) tenga una gran oportunidad para desarrollarse.
http://www.youtube.com/watch?v=-yBA3tngqnA&feature=youtu.be
Buena semana a todos