https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=X69Di5dY0Eo#t=194
Releyendo el libro de Pilar Jericó NO MIEDO (www.pilarjerico.com) recordé haber reflexionado mucho en relación con el síndrome de la felicidad aplazada.
Este síndrome puede ser detectado fácilmente cuando las personas emplean un ingente número de horas al trabajo que no les permite espacio para el tiempo de ocio. Otro síntoma del aplazamiento de la felicidad es fácilmente observable cuando las personas trabajan únicamente para un futuro que fantasean que llegará, olvidándose de disfrutar de un presente que se les escapa de las manos.
Ángel Gabilondo dice que la prisa es una forma en la que el miedo se manifiesta y es otro de los síntomas inequívocos de los adictos a este síndrome.
¿Para qué aplazamos la felicidad? ¿qué beneficios nos genera dejar para mañana eso de ser felices? “Ya habrá tiempo de descansar y de disfrutar” se dicen algunos. Seguramente son muchas y variadas las respuestas que puedan darse a estas preguntas. Parece que la respuesta es que no hay beneficio alguno, pero cada decisión, cada comportamiento que tenemos es provocado por un beneficio inconsciente. Puede que no hayamos pensado en ello pero quizá ese beneficio radique en el hecho de no hacernos cargo de nuestra vida, no asumir la responsabilidad de enfrentarnos a lo que queremos vivir. O tal vez, tan solo sea que “compramos” la idea de sobrevivir como podamos sin pensar en vivir como queremos.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=hzcJ4YRKL4Q#t=10
Para ser feliz es imprescindible tomar decisiones valientes. No encontraremos nunca personas felices entre aquellos que no dan pasos hacia delante. No se puede asegurar que las personas que tomas decisiones valientes luego serán felices, pero lo que es seguro es que las personas que deciden vivir una vida que no quieren, no se acercarán a una vida plena. Postergar las decisiones importantes resta posibilidades de encontrar el camino del éxito (que nada tiene que ver con la concepción tradicional del mismo), es decir, la mejor versión posible de cada uno de nosotros.
Mientras que el PIB en Estados Unidos se ha multiplicado por 3 en los últimos 25 años, el número de suicidios lo ha hecho por 4. No es de extrañar que la depresión se haya convertido en una de las grandes enfermedades del nuevo siglo en los países de mayor desarrollo.
No tenemos tiempo para nada aun a sabiendas que lo que más felicidad provoca a las personas, según las encuestas del Instituto Gallup, es el tiempo que pasaron con las personas que querían.
¿Qué hace que perdamos el poder de nuestras vidas? ¿Es tan fuerte el sistema en el que vivimos ( ó sobrevivimos) que hace que olvidemos la manera en la que conectamos con lo que nos hace gozar?
Os invito a reflexionar, si es que sois de los que sufrís o habéis sufrido este síndrome. Yo me incluyo.