Numerosos estudios han demostrado como pequeñas acciones tienen una fuerza extremadamente importante sobre el contexto en las que actúan.
Sentar a personas a trabajar delante de una computadora con un fondo de escritorio en el que aparecen símbolos de dólar incide en que su comportamiento resulte más egoísta y antipático.
Tomar bebidas frías en una entrevista influye en que la imagen de tu entrevistado sea mucho menos agradable.
De igual manera lo inaccesible se vuelve deseable:
Imagina que te dan un tarro con diez galletas y te piden que pruebes una de ellas y que valores su calidad. Imagina que te piden que hagas exactamente lo mismo que antes pero en lugar de darte un tarro con diez galletas tan solo te dan dos. A priori cabe pensar que el número de galletas no afectaría a tu decisión. Pues es falso. Stephen Worchel, investigador de la universidad de Hawaii demostró que las galletas contenidas en un recipiente casi vacío saben mucho mejor que las de un tarro lleno. ¿A que se debe esto? A que la abundancia hace menos atractivas las cosas y que apreciamos las cosas por lo fácil o difícil que sea su obtención.
Todo lo que parece minúsculo, indiferente y no es percibido por las personas es, sin lugar a dudas el factor diferenciador entre la versión menos avanzada de cada uno de nosotros y la última actualización de nuestra app personal.
Todas las pequeñas intervenciones negativas que tenemos en los demás, todos nuestros pequeños pensamientos improductivos, pasivos y destructivos influyen en gran medida en nuestro comportamiento y en las relaciones con los demás, no distinguiendo entre contextos profesionales o personales.
Por el contrario, el valor de las pequeñas cosas, los pequeños intangibles por los que tanto peleamos quienes nos dedicamos a acompañar a otros en la búsqueda de su mejor yo, son los grandes ganadores del concurso.
Cada vez que alguien es capaz de tomar conciencia del poder de lo pequeño y del poder de lo retador que tiene cada momento vivido, es capaz de encontrar la mejor versión de uno mismo. Es capaz de encontrar su grandeza.
Os comparto dos videos que hablan de la importancia de las pequeñas cosas en la construcción de nuestra grandeza, de la mejor versión de nosotros mismos.