A las puertas de un nuevo año es recomendable revisar lo acontecido en el 2018. En el caso de este blog me gustaría compartir contigo los 5 posts más leídos en este año que acaba.
Si bien han sido los más leídos y buscados, no por ello serán los que más te hayan gustado. Pero como no hay ranking justo y cada cual haría el suyo, te dejo estos 5 post que, al menos, han sido los que más entradas han tenido en este 2018.
En el número 1:
El Ikigai es el núcleo central en el que confluyen cuatro conceptos claves del talento: Lo que amas, lo que el mundo necesita, aquello en lo que eres bueno y aquello por lo que ganas dinero
En el número 2:
Esperar a estar motivado para hacer las cosas es un error de principiante. Lo importante consiste en ponerse a hacer las cosas que hay que hacer para encontrar los motivos.
No todos los días estoy motivado para hacer mi trabajo. Y sin embargo lo hago. Básicamente porque recurro a mi fuerza de voluntad para que lo que tengo que hacer sea una realidad.
En tercer lugar:
Esta burbuja de narcisismo, selfitis y yoismo terminará estallando y desgraciadamente se llevará muchas vidas por delante. Será duro para muchas personas, caer sin saber quienes son, porque para saber ganar hay que saber perder. Y para saber perder hay que saber quién eres. Y desgraciadamente hay muchas personas a las que el personaje se les comió hace tiempo. Y ante la pregunta, ¿Tú quien eres? Es posible que no encuentren respuesta alguna más allá del personaje que un día crearon y se creyeron.
En el número 4:
¿Cuál ha sido el éxito de este manifiesto? Posiblemente la sencillez de los mensajes. Si al leerlo no quieres caer en el buenísimo que puede inferirse de algunas partes del texto, no te fijes en el mensaje completo. Tan solo busca conectarte con alguno de ellos.
Y el número 5:
Memento mori es una expresión latina que significa recuerda que morirás. Su origen parece remontarse a la Antigua Roma. Cunado un general o un hombre poderoso desfilaba victorioso por las calles de Roma, un siervo caminaba a su lado recordándole con esta frase, las limitaciones de la naturaleza humana.
De esta manera se pretendía evitar la soberbia de quienes gozaban del éxito en un momento determinado.
Según el testimonio de Tertuliano, el sirviente utilizaba esta frase: Respice post te! Hominem te esse memento! “¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre” (y no un dios).