“La buena suerte se produce cuando la preparación se encuentra con la oportunidad” (Alex Rovira y Fernando Trias de Bes)
Inculcar proviene del término latino inculcare. In significa hacia dentro, mientras que calcis significa talón. Antiguamente este término se utilizaba cuando se quería hacer referencia al acto de utilizar el talón a modo de martillo para clavar en el suelo algún objeto punzante. Inculcar nos acerca al concepto de inyectar con energía un concepto para que quede marcado a fuego con el paso del tiempo.
Educar, por el contrario proviene de Ex y ducere, es decir, extraer lo mejor de cada uno desde dentro hacia fuera.
Ambos términos los explica muy didácticamente Catherine L’Ecuyer en Educar en el asombro.
Colocar ambos conceptos juntos no tiene por objeto descalificar a uno con respecto del otro ni mucho menos. Muchas veces inculcamos con mucho cariño determinados conceptos a quienes aprenden, aunque lo hacemos desde quien enseña y nos olvidamos que el importante es quien está aprendiendo. Y, desgraciadamente, tratamos de inculcar haciendo al aprendiz a nuestra imagen y semejanza “por su bien”. En otras ocasiones nos empeñamos en inculcar aquello que nos sirvió a nosotros en un momento determinado pero que ya no es valido ni útil para las siguientes generaciones.
A veces inculcamos la cultura del éxito en las personas con las que trabajamos y quizá sea más interesante educarles en la cultura de la valía y la utilidad.
El hecho de ser feliz poco o nada tiene que ver con tener éxito tal y como la sociedad nos lo presenta. Sin embargo, la sensación de utilidad nos aterriza mucho el concepto de la felicidad. La sensación de felicidad siempre está relacionada con la percepción de que lo que estamos haciendo o estamos viviendo es útil en nuestras vidas.
La presión que generamos por el hecho de tener éxito nos lleva a muchas frustraciones y traumas cuando ese éxito se aleja de nuestra capacidad. Sin embargo, educar en la utilidad que todo ser humano posee, es una llamada a la búsqueda interior de aquello que nos hace ser valiosos en los contextos en los que nos movemos. La utilidad y la valía sólo se descubren en el proceso de extraer desde dentro de uno mismo aquellos recursos que poseemos pero que aún nos son desconocidos.
Además, el éxito puede ser un concepto individual que puede alejarse de la conciencia social. Cuando con todo éxito que nos aleja del contacto con los demás, que nos aísla de las realidades que vivimos. Por el contrario la utilidad está íntimamente ligada a lo colectivo. ¿Recuerdas en que momentos te has sentido realmente útil? ¿Qué estado anímico acompaña la sensación de utilidad?. La utilidad nos conecta con las necesidades de los otros, con la generosidad imprescindible de quien desea influir en su entorno.
Quien no se siente útil y valioso difícilmente experimentará sensaciones de plenitud.