“Tener la certeza de que vas a perder no es razón suficiente para no luchar con convicción hasta el final” Toni Nadal
Todos nacemos con un tipo de temperamento concreto. Forma parte de nuestra personalidad, es innato, heredado y poco variable. Sin embargo otro componente de nuestra personalidad es el carácter. Al contrario del temperamento, es adquirido y sometido a la educación y al aprendizaje.
En lugar de hablar de formar el carácter, me gusta pensar que resulta más adecuado hablar de forjar el carácter ya que es la manera de vincularlo con la adversidad. Un carácter maduro y sólido solo es posible construirlo aceptando que la vida está llena de obstáculos con los que no se negocia. Decía Winston Churchill que con los problemas no se pacta. O los vences o te vencen. Y así es, y no de otra manera, como se forja el carácter.
El carácter se forja navegando en la incomodidad que el maestro regala generosamente al aprendiz para que sea capaz de responsabilizarse de lo que le sucede.
Y si sabemos esto, ¿qué nos lleva a no entrenarlo? Una sociedad acomodada, con una creciente cultura de la inmediatez no parece que sea el contexto más favorable para comprender que lo que más valoramos siempre es aquello que conseguimos con esfuerzo. Lo que nos hace estar más orgulloso de nosotros mismos tiene más que ver con lo que somos capaces de conseguir con nuestro entrenamiento que con lo que nos es regalado genéticamente.
Sin duda alguna, como en tantas ocasiones, no podemos esperar a la edad adulta para entrenar el carácter. Es demasiado tarde. Debe ser desde pequeños donde acompañemos a las personas a convivir con la incomodidad. A mayor comodidad es más fácil perder la atención. Solo cuando estamos incómodos es cuando necesitamos estar más enfocados en lo que queremos conseguir. La comodidad relaja y descuida los objetivos. Dice Toni Nadal de su pupilo Rafa que es el tenista que más partidos ha ganado jugando mal. Y eso se debe a como ha forjado su carácter a lo largo de su vida deportiva. Un carácter que le impide dar por perdido un partido. Muchas de las reflexiones de este post nacen de las enseñanzas de este entrenador.
Trabajando hasta la extenuación el carácter impediremos que aquellos automatismos nada favorables de nuestro temperamento se hagan con el control de nuestras respuestas.
En la adversidad siempre existirán aspectos que podemos controlar y otros que, hagamos lo que hagamos, será imposible controlarlos.
Frente a lo que podemos controlar, será imprescindible trabajar permanentemente la responsabilidad individual persiguiendo hasta el final los objetivos y proyectos que nos hayamos marcado.
Sin embargo, ¿qué hacer con lo que no podemos controlar?. Es sencillo: Aguantar, resistir porque finalmente quien resiste, gana.
El carácter se demuestra cuando somos capaces de aguantar las situaciones que no controlamos pero en las que persistimos con tenacidad infinita, y cuando no culpamos a las circunstancias de los resultados que, siendo nuestros, no nos gustan.