“Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas. Lo que haces para los otros, lo haces para ti mismo”
Alejandro Jodorowsky
Vivir es experimentar. De lo contrario no sería vivir sino subsistir. Vivimos inmersos en un mundo de experiencias. Quien subsiste es quien se mantiene en el mismo estado durante mucho tiempo. Quien no mejora, empeora. Aunque siga subsistiendo cada día, empeora un poco más.
La vida como experimento que es, no te regala certezas. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Lo que si que puedes esperar de la vida es que te pueda ofrecer oportunidades. Aunque ni siquiera esto es una certeza.
Seguimos inmersos en una cultura más basada en pedir que en ofrecer. Y cuando a la vida le pedimos algo, lo que la vida puede ofrecernos es la oportunidad de conseguirlo pero de maneras muy diferentes a las que pensamos.
Cuando el deportista suplente pide una oportunidad para ser titular, la vida le ofrece la oportunidad de aprender a generar ocasiones para que eso sea posible. Pero a través de la responsabilidad individual y con la acción y el movimiento por bandera.
Lo que no podemos esperar es que las oportunidades se presenten tal y como deseamos. En innumerables ocasiones esas oportunidades aparecen en forma de personas, situaciones y momentos inesperados. En ocasiones aparecen de forma incómoda, en el momento más inadecuado o cuando pensábamos inocentemente que teníamos una vida tranquila y segura. Nunca deberían poner juntas las palabras “vida” y “segura”.
¿Casualidades? ¿Causalidades? Hay quien defiende una mirada y quien defiende otra. No sé, qué más da. Lo importante no es si las oportunidades son fruto de las casualidades o de las causalidades, sino si somos capaces de detectar la situaciones como oportunidades y si estamos a la altura para aprovecharlas. Hay demasiadas oportunidades perdidas por vivir con el piloto automático puesto y no ser conscientes de sus señales. Etiquetamos las situaciones incómodas como malas situaciones y muchas de ellas esconden maravillosas lecciones que necesitan ser aprendidas.
Pero tengamos en cuenta que existen personas que, tan solo por haber nacido en un lugar determinado o bajo unas circunstancias concretas, es posible que dispongan de pocas o ninguna oportunidad. ¿La vida te devuelve lo que le das? Al menos lo pongo en duda. Quizá en un mundo “happy” esto sea verdad o quizá sea un argumento utilizado por aquellos que han tenido éxito. Dice Alfonso Alcántara que las personas que trabajan duro y tienen éxito pueden llegar a pensar que quien no tiene éxito es porque no trabajan duro. Y eso sin lugar a duda les convierte en arrogantes.
En un mundo tan frágil y delicado como el nuestro, convivimos con oportunidades a diario. Quizá por ese motivo la oportunidad y la fragilidad van de la mano. Las oportunidades son a menudo tan frágiles que pasan inadvertidas. Posiblemente todo empieza por algo frágil que debe ser construido y cuidado con delicadeza para que crezca con garantías pero sin certezas.
A mi la vida esta semana me ha regalado una maravillosa y frágil oportunidad. Espero y deseo estar a la altura.