El 5 de septiembre de 2011 comencé a escribir un blog sin saber muy bien ni lo que era un blog ni lo que aguantaría escribiéndolo. Mi motivación principal era mantener semanalmente el contacto con las personas con las que había compartido horas de formación y conferencias en España y muchos países de Latinoamérica. Me resistía a dejar de mantener el vínculo generado. Desde entonces, cada lunes no he faltado a mi cita por acercar una reflexión a todos los que me leéis. Hoy entiendo perfectamente eso de “quien resiste, gana”.
Otros, sin embargo, me conocéis virtualmente gracias al blog de Pulgada a Pulgada y no hemos coincidido físicamente en ninguna ocasión.
Escribir este blog ha superado todas mis expectativas y está siendo un motor de mejora permanente. Alimentarlo me exige estudiar semanalmente, empaparme de autores de referencia, recibir vuestros comentarios y en muchas ocasiones recoger las sugerencias que me hacéis llegar, para transformarlas en nuevos temas sobre los que escribir.
Muchos de vosotros os extrañaréis al recibir el post de esta semana en un formato diferente. Mi espíritu curioso y la necesidad de renovarme constantemente han dado como resultado este nuevo blog que se enmarca en una página web, alvaromerino.com, que sirve como paraguas de mis proyectos profesionales y representa también mi manera de ver la vida.
Lo que hoy podéis ver a través de alvaromerino.com es la primera fase de una renovación creativa en la manera de abordar el talento de las personas y las organizaciones. Solo humanizando los entornos profesionales se pueden concebir proyectos transformadores en nuestra sociedad, proyectos como 3’59 y Challenge 3’59.
Esta fase de renovación creativa comenzó a finales de 2014, cuando empecé un proceso de deconstrucción conceptual de mi trabajo anterior, revisando y analizando las posibles ambigüedades y contradicciones. Para ello me he rodeado de personas talentosas que, con gran rigor intelectual y profesional, me acompañan en este proceso de revisión profunda. Tal y como me habéis escuchado muchas veces, no creo en los atajos para llegar a la excelencia. Este mantra repetido tantas veces me permite ir caminando, pulgada a pulgada, en la mejora continua, tratando de ser humilde y generoso en el camino, con el espíritu de ir siempre un poco más allá de mis propias expectativas.
Comparto con todos vosotros parte del resultado (lo mejor está por venir), desde el profundo agradecimiento a Gerardo, Ana, Raquel y Luis que han participado en la conceptualización y el desarrollo que podéis ver. Y por delante de todo a Elena, que desde el profundo amor y el rigor más preciso me apoya incondicionalmente y a quien siento como protagonista de mi proyecto vital.
Desde la convicción de que la generosidad nos hace mejores como seres humanos os regalo un trocito de mí que espero que os guste.