Este fin de semana Madrid ha celebrado su XXXV Maratón popular. Más de 18.000 corredores emprendieron un reto: terminar los 42,195 metros de una carrera legendaria.
Más allá del reto físico que supone cumplir un objetivo como el de terminar esta carrera o hacerlo rebajando un tiempo determinado, existe un reto mental y una actitud frente a lo desconocido.
El ser humano es competitivo por naturaleza. Un niño corre para llegar lo más rápido posible a una meta solo por el simple hecho de probarse.
La competición es un regalo para el aprendizaje. Aprendemos cuando nos retamos a hacer cosas que antes pensábamos que no estaban a nuestro alcance. El deporte está lleno de estas experiencias. Sin ir más lejos, hasta mayo de 1954 los fisiólogos del ejercicio opinaban que el ser humano era incapaz de recorrer la distancia de una milla (1.609 metros) en menos de 4 minutos. Era una barrera nunca superada por ningún atleta por lo que se había convertido en una creencia colectiva relacionada con los límites humanos. Pero fue el 6 de mayo de ese mismo año cuando el atleta británico Roger Bannister fue capaz de correr en Oxford esa distancia en 3’59”4 rompiendo así una creencia limitadora que, por el simple hecho de resultar imposible, se había transformado en un paradigma. Ese mismo año fueron muchos los atletas que rebajaron la barrera de los 4 minutos al correr esta distancia.
La mayoría de los atletas populares que este fin de semana se lanzaron a la aventura de correr el maratón popular estarán degustando durante todo el día la experiencia que vivieron el domingo y el aprendizaje generado. Muchos terminaron, otros tuvieron que abandonar, pero seguro que hoy han hecho algo muy valioso: han evaluado lo ocurrido, han sacado sus conclusiones y han reformulado sus objetivos para la edición de 2013.
Ojalá todos podamos correr alguna vez nuestro “maratón popular”, podamos plantearnos nuestros retos imposibles, decidir, hacer, errar, evaluar, aprender y volver a retarnos.
Todo lo que aprendemos con una fuerte carga emocional genera en nosotros aprendizajes de alta calidad que podemos transferir a nuestra vida profesional y personal para poder alcanzar metas cada vez más retadoras. Y en medio de todo esto, del esfuerzo que supone cada “maratón” que iniciamos, estoy convencido que podemos y debemos decidir disfrutarlo.
Si preguntáis a los corredores populares que ayer participaron en el maratón si disfrutaron “sufriendo durante 3 , 4 o 5 horas de carrera”, seguro que podréis ver dibujada una sonrisa de satisfacción en la cara