Que duda cabe que estos tiempos que vivimos nos están poniendo, en algunos casos de manera dramática, de cara a la realidad de un mundo cambiante y en algunas ocasiones fuera de control. Es de esto de lo que me gustaría reflexionar esta semana. Partamos de la idea fundamental que entiende la gestión de la incertidumbre como parte vital del aprendizaje y por tanto del desarrollo de las personas. Saber gestionar la incertidumbre y saber manejar el cambio son herramientas tremendamente poderosas para poder sobrevivir y reinventarnos en un entorno tan hostil como el que estamos viviendo.
Sabemos además que adaptarnos al cambio no es suficiente, que debemos ser generadores e impulsores de esos cambios permanentes, y aún así sigue faltándonos una clave en todo esto. Leyendo y revisando intervenciones de Jim Collins (gracias Moisés por la reseña) he dado vueltas a algo que considero vital en todo este proceso.
Y quiero contextualizarlo en las situaciones en las que la mayoría de las variables que manejamos están absolutamente fuera de nuestro control. Ya no hablo de simples situaciones de incertidumbre (que también son susceptibles de esto) en las que nos enfrentamos a riesgos calculados. Me refiero a aquellas situaciones que suponen un cambio radical. Parece que todo nos hace pensar que debemos ser innovadores, replantearnos todo el modelo anterior y reinventarnos por completo. Estoy de acuerdo, por supuesto. Además esto lo he compartido con vosotros en anteriores post durante estos últimos meses. Pero permitirme que aporte una variable que posiblemente falta en toda esta ecuación. Si en el proceso de cambio, adaptación, reinvención o como queramos llamarlo nos olvidamos de nuestros principios fundamentales, de nuestra esencia, de nuestros valores básicos, entonces estamos destinados al fracaso e incluso a la desaparición.
Son en los momentos de mayor incertidumbre y en los que menos control podemos ejercer sobre la situación, cuando más importante es ser fiel, firme y determinado con nuestra esencia y nuestros principios.
Podemos innovar, mirar desde otras perspectivas que nos hacen modificar el tipo de observador que somos de la realidad que observamos pero nunca podemos dejar de perder nuestra esencia. Una compañera y amiga me dijo que en algún momento había dejado de lado mi “alvarismo”. Era una manera de decirme que había olvidado lo que me hacia diferente y lo que me caracterizaba. No me gustaría que me volviera a ocurrir y aprendí que mantener tus valores por delante de todo independientemente de cual sea la situación y cuanto control tengas sobre la misma es lo que me permite ser flexible y adaptable.
Un día decidí que mi camino se construiría a base de humanizar mi trabajo allí donde estuviera y descubrí que el mundo de la empresa era el más complejo pero a la vez el entorno que más necesitaba ser humanizado. Por lo tanto he puesto gran parte de mi energía y de mi esencia en el entorno más cambiante que he encontrado.
Os dejo este video que me parece muy interesante para reflexionar sobre lo que acabáis de leer.
http://www.youtube.com/watch?v=CfF1YM091Nc
Un fuerte abrazo a todos.