“Ningún líder trata de ser un líder. Las personas viven sus vidas, tratan de expresarse a sí mismas al máximo. Cuando esa expresión es de valor, se convierten en líderes. Así que el tema no es convertirse en un líder. Lo importante es ser uno mismo, emplearse al máximo, para que se manifieste tu visión de futuro. Debes, en definitiva, convertirte en la persona que quieres ser, y disfrutar del camino” (Warren Bennis, On Becoming a Leader).
Ya lo dijo Warren Bennis hace mas 26 años y supuso un nuevo cambio de paradigma en la manera de entender el liderazgo. Cuando la manera de expresar la mejor versión de ti mismo aporta valor al equipo, organización o colectivo donde desarrolles tu talento, entonces es cuando las personas te otorgan el liderazgo de manera auténtica.
A partir de aquí podemos encontrar cientos de estudios que refuerzan la importancia de prestar atención consciente sobre aquello que depende de ti.
Stewart D. Friedman, profesor de la Universidad de Pensilvania comparte una fórmula para fomentar el liderazgo: atender más a la vida personal. En una reciente intervención en Madrid, el profesor Friedman constata que “cuando los trabajadores se interesan más por su salud física y psíquica, por la gente que les rodea, y dedican menos atención al trabajo, se cuidan más y se vuelven más inteligentes. Parece una paradoja, pero cuando prestan más atención a otras facetas de su vida, los resultados en el trabajo son mejores. Aportan más energía y creatividad”.
Reforzando esta idea, el artículo aparecido en 2007 en la Harvard Business School y escrito por Bill George y colaboradores, constata a través de un estudio en profundidad, cómo el liderazgo emerge de la propia historia de vida de cada persona.
Cuando se pidió a los 75 miembros del Consejo Asesor de la Stanford Graduate School of Business qué capacidad debían desarrollar más los lideres, prácticamente en su totalidad coincidieron en que el autoconocimiento era esa capacidad.
Muchas de las corrientes educativas que apuestan por una educación respetuosa con el niño refuerzan la idea de que el autocuidado del adulto es una base innegociable para educar bien a un niño. Cuando el adulto se cuida y se ocupa de su propio bienestar, esto incide de manera muy positiva en la educación que transmite al niño. Si un niño ve que su adulto o adultos de referencia se cuidan y se dedican tiempo personal, aprenderá que es importante hacerlo. Recordemos que aprendemos por imitación y que las neuronas espejo tienen mucho que ver con esto. Los niños no hacen lo que se les dice, hacen lo que ven.
Si hablamos del mundo de las organizaciones, un líder que se cuida, que se conecta con su tiempo personal, sus hobbies, la atención a su entornos familiar y de amistad es un líder que se gana el reconocimiento de sus colaboradores. Y no solo esto, sino que quien se cuida a si mismo es muy posible que trate de conseguir que otros se cuiden. Esto es realmente lo que permite que una cultura organizacional sea sana y productiva, tal y como nos recuerda el profesor Friedman.
El liderazgo es, en definitiva, resultado de la autenticidad y de la excelencia personal. Y tal y como nos recuerda Bennis, el líder interviene sobre los recursos emocionales mientras que los jefes lo hacen sobre los recursos físicos.