Acabo de terminar de leer el libro de Manel Estiarte que da nombre al post de esta semana.
Estiarte, nacido en Manresa hace 51 años ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias de los deportes en 2001 después de haber participado en 6 Juegos Olímpicos llegando a conseguir la medalla de oro en los Juegos de Atlanta’96 con la selección española de waterpolo.
El libro, escrito desde la emocionalidad más sincera y profunda hace un recorrido a través de su vida deportiva y familiar jalonada de éxitos y dramas que han marcado la personalidad de este deportista. Os recomiendo la lectura de un libro que no os durará más de dos días en las manos antes de haber leído cada una de sus páginas con emoción, a veces contenida y otras veces desbordada.
Hay momentos en el libro en los que es difícil decidir si quieres seguir o necesitas parar de leerlo por algún rato.
Pero no os desvelaré el contenido, tan solo comparto algunos pasajes que revelan las reflexiones de este campeón y de su trayectoria como uno de los deportistas más laureados de España.
“Era un gran jugador, un grandísimo jugador, pero me faltaba la excelencia: el altruismo”
Es mi frase favorita. Defiendo que lo más alto a lo que puede aspira un deportista de élite es a ser generoso con su equipo. Esta reflexión podemos hacerla extensible a cualquier ámbito profesional y personal. Somos seres sociales y el altruismo es lo que nos eleva a nuestro máximo exponente. Es a lo que debemos aspirar.
“Una cosa son los talentos naturales y otra la capacidad de caer en la cuenta de otras cosas que sobrepasan los límites del talento mismo y de los propios intereses. Por esto hay personas que, teniendo talento, lo han perdido por el camino o nunca le dieron importancia debida, y así se morirán, desconociendo que existen otros mundos más allá de los limites en que han vivido encerrados”
Cuando en el coaching nos referimos a abrir otras perspectivas, esta frase podría resumir muy bien este concepto.
“Mis compañeros sufrían lo mismo que yo y, de este modo, aprendí a verme débil como ellos”
Ya hemos reflexionado sobre el poder de sentirnos vulnerables como puerta de entrada al aprendizaje más transformador. Otro deportista que después de vivir una vida llena de éxitos da valor a la toma de conciencia de la necesidad de aprender.
“Cuando te empeñas seriamente en un objetivo, aunque contenga algo de error, finalmente del empeño sale algo positivo”
Más cualidades a resaltar de una persona exitosa, perseguir con constancia y tesón aquello que te transformará. Como bien decía Xesco Espar en el libro del que os hablé hace unas semanas, lo importante no es lo que obtienes cuando consigues un objetivo, sino en lo que transformas mientras lo persigues.
“Un jugador está completo cuando comprende que tiene que celebrar sus goles primero con sus compañeros”