Después de la final de la Copa del Rey de fútbol, del final de la liga y de otras muchas competiciones deportivas que llegan a su fin esta temporada, resulta muy interesante poder reflexionar sobre las lecciones que los campeones aprenden de sus victorias.
Cuando leí el lema que los jugadores del Atlético de Madrid llevaban durante la celebración de su victoria os puedo asegurar que me dio muchísima envidia: “Ser campeón no es una meta, es una actitud”. Son ese tipo de frases que me hubiera encantado descubrir a mi y sobre todo, que me hubiera gustado ver escrita en otra camiseta como en la de mi equipo. Pero no, estaba en la del Atleti y debo reconocer que me hizo identificarme mucho con ellos porque comparto el mensaje en su totalidad.
Ser campeón no se puede reducir nunca a la meta, a la consecución del objetivo. Si es así corremos el riesgo de sentirnos fracasados si no lo alcanzamos. De hecho conseguir una meta depende de muchos factores, algunos de los cuales están muy lejos de nuestro control y más si cabe cuando hablamos de situaciones de alta complejidad. Sin embargo la actitud es la clave para convertirse en un campeón.
La actitud habla de la predisposición que tenemos frente a la meta. La actitud pone el foco en el camino hacia ella, en la manera en la que nos vemos como campeones sin haber conseguido la meta. Pero cuando no dejamos de soñar con ella permitimos dar una oportunidad a comenzar a cambiar, a evolucionar, a transformarnos y a reinventarnos en busca de nuestro objetivo. Y si no lo alcanzamos no importa, porque lo importante fue y será siempre la manera en la que nuestra actitud nos transformó.
No se nos puede olvidar que siempre somos libres y responsables al cien por cien de nuestra actitud. Nadie nunca podrá tener el poder necesario para conseguir que cambiemos nuestra actitud si no es lo que queremos. Nadie tiene el poder de conseguir que nos rindamos si no es lo que hemos elegido. Nadie tiene poder sobre nuestra libertad a la hora de decidir con que fuerza entrenamos para vernos campeones.
Quizá detrás de este lema del Atleti se esconde una clave que deberíamos marcarnos a fuego en estos tiempos que corren: Salir victorioso depende en gran medida de nosotros o al menos es lo único en lo que podemos influir para ser campeones.
Y son miles las excusas que podemos buscar para justificar porque no salimos victoriosos de los desafíos que se presentan ante nosotros. Incluso, ni siquiera somos capaces de identificar muchas situaciones como desafíos apasionantes. Y si no somos capaces de vivir la vida como un desafío, ¿cómo vamos a entrenar con pasión para creernos campeones? Una persona se siente campeona cuando supera un desafío. Si no ves el reto en nada que te rodea nunca tendrás la oportunidad de salir victorioso en tu vida. Siempre te percibirás como un perdedor.
Me alegro mucho de la victoria de la actitud, de la victoria de quien no se rinde por muy difícil que sea el desafío, de quien es pequeño y valiente, de quien no se conforma con lo establecido y nunca se acomoda, de quien lucha cada minuto, cada detalle.
La vida es territorio de los valientes que creen que la actitud es el camino de la victoria.