Ley #2 del deporte: El espíritu de ir siempre un poco más allá
¿Cuál ha sido el mejor aprendizaje que me ha dejado mi vida deportiva? Sin duda alguna la que hace referencia a la segunda ley del deporte: El espíritu de ir siempre un poco más allá.
El deporte de competición, sea al nivel que sea, pone delante de quien lo practica la oportunidad de entender que siempre podemos ir un poco más lejos, un poco más alto, un poco mejor.
Todos tenemos límites. Esto es indudable. Pensar lo contrario sería poco realista. La buena noticia es que si bien fisiológicamente parece que podemos saber donde están, mentalmente esto es bastante más confuso hoy en día.
Y no saber exactamente donde están nuestros límites psicológicos nos ofrece la posibilidad de retarlos permanentemente.
El deporte regala aprendizajes para toda la vida. Todos estos aprendizajes se pueden aprovechar a lo largo de la vida profesional y personal. Las empresas deberían hacer más caso a los aprendizajes que sus empleados y futuros candidatos han tenido mientras eran jóvenes.
Descubres que las oportunidades aparecen en gran medida gracias a los entrenamientos que has realizado en tu vida. Entrenar te permite estar preparado para competir sana y éticamente para alcanzar lo que te propones. Entrenar te da la medida exacta de donde puedes encontrar tus límites para retarlos y superarlos.
Un centímetro más, un segundo menos, otra canasta más, un nuevo intento. El entrenamiento es el alimento del espíritu, de la actitud y del estado de ánimo.
No hace falta tener una actitud optimista para enfrentar con éxito una situación complicada. Lo importante es entrenar para que esa actitud se genere. El entrenamiento genera actitud. Cuanto más y mejor entrenas más positiva es tu actitud y no al contrario. Si no tienes una actitud abierta frente a las situaciones difíciles de la vida no hay nada como empezar a tener comportamientos positivos para generar actitud positiva.
Y es que tener espíritu, tal y como decían los griegos clásicos, es tener aspiraciones, desear y decidir mejorar utilizando como driver la motivación intrínseca.
Uno de los aspectos más importantes que lleva implícito el hecho de alimentar el espíritu de ir un poco más allá, radica en la imposibilidad de renunciar y rendirse. No cabe en el vocabulario esta posibilidad. Quien tiene este espíritu, esta aspiración, no cede ante las dificultades internas o externas a los que se enfrenta.
¿Cómo alimentar este espíritu de superación en el ámbito profesional? ¿Es posible? ¿De que manera puede una compañía tener como signo de identidad este espíritu? ¿Cómo puede el deporte ayudar a las empresas a enriquecer esta habilidad?
Todos podemos alimentar nuestro espíritu de mejora permanente cuando disponemos de modelos y ejemplos que nos inspiran a ir un poco más allá.
Un deportista lo aprende cuando tiene la oportunidad de experimentarlo desde muy joven y cuando tiene a su lado un mentor que le acompaña a extraer aprendizajes exclusivos para él. Las personas aprendemos que la mejora continua es clave en el desarrollo cuando nos permiten disponer del tiempo necesario para integrar los aprendizajes. Y esto, en la empresa ¿es posible a día de hoy?