Lejos de infravalorar todos los aspectos técnicos que están a nuestra disposición para ser mejores profesionales cada día, sin duda hace tiempo que dejaron de ser determinantes para diferenciar a los grandes referentes en cualquier disciplina profesional. Cualquier ámbito de la vida está inmerso en una permanente evolución donde la investigación y la tecnología nos ayudan a entender mejor lo que hacemos y hacerlo con mejor expertise.
Sin embargo se hace cada día más evidente, que el elemento diferenciador no está tanto en lo anterior sino en nosotros mismos.
Existen tantos caminos como personas hay para aportar valor al trabajo diario. Cada profesional es diferente y único. Por este motivo, la diferencia necesitamos buscarla y encontrarla en cada uno de nosotros. Esta es la esencia que habla de lo que hacemos especialmente bien, de lo que nos fortalece y lo que transmitimos con entusiasmo a las personas con quienes trabajamos.
Permíteme que comparta contigo algunas de las competencias más relevantes que los estudios más recientes han detectado en los profesionales excelentes.
Iniciativa, o la capacidad para no acomodarse nunca. Poner en práctica la actitud de eterno explorador para generar aprendizajes profundos.
Valentía, es decir, la decisión necesaria para salir de la zona de confort y enfrentar lo que nos inquieta. Solo descubren y aprenden los valientes.
Trabajo en equipo. No somos islas. El talento individual es individualismo. Solo el talento se entiende desde su esencia colectiva.
Serenidad: Ser capaces de estar conectados a nosotros mismos mientras vivimos en un mundo tan cambiante, en el que el futuro fue ayer. Únicamente desde la serenidad es desde donde podemos evitar que las emociones menos placenteras se apoderen de nuestros pensamientos positivos.
Complementariedad: Vivimos en un mundo hiperconectado en el que necesitamos trabajar en red y alimentar nuestros vínculos para aprender, crecer y mejorar continuamente.
Resiliencia y espíritu de superación. Esta es la esencia del mundo del deporte. No importan las veces que te caigas sino las que te levantes, saliendo reforzado de cada situación de aprendizaje. Es en las situaciones adversas donde aparecen las grandes verdades. Quien resiste gana.
Creatividad e innovación. Es mentira la frase de que “todo está inventado”. Echa un vistazo atrás y verás que mucho de lo que hoy vives y de lo que hoy haces no existía hace 10 años. La innovación son los pedales de la bicicleta. Si dejas de dar pedales terminas cayendo. Todo está esperando ser inventado. Incluso tú.
Gestión de la incertidumbre. Vivimos en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo donde lo que somos capaces de controlar es muy poco. Esto nos exige convertirnos en aprendices ágiles que sepan navegar en las procelosas aguas del aprendizaje permanente. Y para ello necesitamos trabajar nuestro control de la atención, para mantener el foco y la concentración en un entorno plagado de interrupciones y con gran cantidad de estímulos distractores.
Cada competencia exige un entrenamiento sistemático, responsable y consciente para que la mejora aparezca.
No esperes a estar motivado para ponerte en marcha. Ponte en marcha para que la motivación aparezca. La voluntad es la motivación inteligentemente dirigida.