Releyendo esta semana libros sobre management y deporte, he revisado mis anotaciones de un libro que leí no hace mucho y del que se pueden extraer varias conclusiones para nuestro día a día profesional y personal.
El libro que quiero compartir esta semana con vosotros se titula como este post: JUGAR CON EL CORAZÓN. Su autor, Xesco Espar, pertenece a la disciplina deportiva del F.C. Barcelona, más concretamente en la sección de balonmano, donde ha conseguido llegar a entrenar al primer equipo consiguiendo una Liga, una Copa del Rey y una Champions League.
En su libro recoge muchas anécdotas de su experiencia en este deporte y trata de dar su aportación a la gestión y liderazgo de equipos de alto desempeño. Me gustaría compartir con vosotros las reflexiones más importantes que me llevo de esta obra.
Lo realmente importante de los objetivos no es tanto lo que obtenemos cuando los conseguimos, sino la persona en quien nos convertimos mientras intentamos conseguirlos.
No se si necesita mucha explicación pero creo que resume de maravilla dos conceptos que para mí son claves. Uno de ellos es el hecho de no vincular únicamente el éxito al resultado. El otro y más importante que el primero, radica en el hecho de que podemos convertirnos en nuestra mejor o peor versión mientras caminamos en busca de los objetivos que nos hemos marcado. Todos tenemos ejemplos de personas que han dado su mejor y su peor versión mientras se afanaban en conseguir sus propósitos. Incluso podemos hablar en primera persona y descubrir cómo en algunos momentos esto nos ha sucedido.
Posiblemente, la parte más importante del plan que elaboramos para conseguir los objetivos sea descubrir qué habilidades nos faltan para sobrepasar los obstáculos, es decir, en quién tengo que convertirme y qué tengo que cambiar en mí. Esto es lo más fascinante: cómo somos capaces de transformarnos por un objetivo extraordinario.
Hablar de resultados extraordinarios es hablar de transformación. Echando simplemente la vista atrás podemos observar cómo un objetivo extraordinario siempre lleva implícita la necesidad vital de transformarse. Si no es así no es posible alcanzarlo.
Mejor pescar que cazar: Cuando quieres un objetivo es preferible atraerlo que perseguirlo. Cuando cazas, los animales huyen; los peces en cambio, van hacia el anzuelo.
Esta aportación me parece sencillamente deliciosa. Una perspectiva diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar: “persigue tus objetivos”; pues mira por dónde la clave está en lo que tú modifiques de tus comportamientos y por tanto de tus hábitos para resolver de una manera diferente. Un cambio de observador nos hace entender que nos tenemos que transformar en aquello que atraiga hacia nosotros lo que deseamos. Seguramente nos ahorraríamos excesos de velocidad y descontrol en la persecución.
La visión nos proyecta hacia el futuro, y el nexo entre ese futuro y el presente es nuestra identidad. Si la visión es la imagen que tenemos de nosotros mismos en el futuro, la identidad es nuestra imagen presente.
Trabajar lo que nos decimos en el presente condiciona en lo que nos convertiremos en el futuro. Merece la pena que lo que nos digamos ahora contribuya a que nuestra visión se conecte con nuestro presente de manera positiva y potenciadora.
Buen inicio de semana