Un reportero anónimo relató la historia referente a los problemas que encontró la NASA cuando inició su programa de lanzamiento de naves tripuladas al espacio. Uno de los problemas que encontraron fue que los bolígrafos no funcionaban en condiciones de gravedad cero. En aquella época esto suponía un gran problema para las anotaciones que los astronautas debían hacer durante sus viajes espaciales. Invirtieron hasta 12 millones de dólares durante prácticamente una década para desarrollar un bolígrafo que pudiese escribir en cualquier posición, sobre cualquier superficie y en condiciones de temperatura extrema.
Los rusos, en su carrera por conseguir la supremacía del espacio, también se encontraron con este grave problema. Lo solucionaron utilizando un lapicero.
Personalmente me cuesta creer esta historia ya que parece rocambolesca. Pero, más allá de la veracidad de la misma, es una oportunidad fantástica para reflexionar sobre la manera que tenemos de ver tan solo una perspectiva de las situaciones que vivimos. Cuando nuestra mirada es única buscamos soluciones complejas en una sola dirección. ¿Para qué? Posiblemente para no aceptar que estamos equivocados y que los demás se den cuenta. Quizá porque tememos ser conscientes de nuestros errores y nos afanamos en tratar de encontrar una solución válida, cueste lo que cueste, aunque no sea la mejor. Quizá porque fantaseamos que nos parece demasiado tarde para cambiar.
Unido a esto, podría hacer referencia a una de las grandes reflexiones de Saint- Exupery, autor entre otras novelas de El principito, cuando decía que “para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”. Y es que muchas de las soluciones a nuestros problemas provienen de cambiar la manera de ver el mundo, de cambiar nosotros como observadores que somos del mundo. Cuando siempre miramos de la misma manera pocos son los cambios que podemos promover. Pero cuando cambiamos la perspectiva somos nosotros los que empezamos a cambiar y con ello promovemos los cambios a nuestro alrededor. Un nuevo observador, una nueva mirada, un nuevo escenario que descubrir.
Quizá el ejemplo pueda resultar tan increíble que no parezca veraz, pero cuantas veces algo que nos paraliza y nos lleva bloqueando mucho tiempo se soluciona cuando aprendemos a mirar diferente, cuando nos ayudan a tener una mirada nueva. Un buen amigo que se dedica al arbitraje deportivo me confesaba que su manera de entender el arbitraje cambió radicalmente cuando alguien le hizo ver que podía agradecer el trabajo de un jugador. A partir de ese momento su manera de entender el papel del árbitro se transformó. Pero bueno, ese es otro tema que os compartiré algo más adelante.