La sociedad en la que vivimos y de la que somos participes activos o pasivos de su construcción y su evolución ( o involución), nos muestra en innumerables ocasiones las paradojas más variopintas que nos atrapan y nos esclavizan.
“Hemos construido un sistema que nos persuade para gastar dinero en cosas que no tenemos, en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan” Emile Henry Gauvreay
Nos hemos creído razones que no tienen lógica y que nos llevan a tratar de conseguir una falsa seguridad que nos atrapa irremediablemente. La palabra seguridad proviene del latín securitas que significa “sin temor, sin preocupación”. Pero hemos equivocado la mirada ya que la seguridad no depende de las circunstancias externas que no llegamos nunca a controlar, sino que depende de un estado emocional interior que nos permite vivir con la seguridad que nos aporta la confianza en nosotros mismos.
Y una inseguridad interior hace que busquemos fuera determinados niveles de seguridad como un estatus, una propiedad, un coche de alta gama que paradójicamente nos esclavizan a un crédito, una hipoteca o un ritmo de vida social que nunca tiene límite.
Y muchos gobiernos, enarbolando la bandera de la seguridad, consiguen que veamos cada día más diezmados nuestros derechos y nuestra libertad,. Y por más que nos vendan esa “seguridad que necesitamos”, esta no deja de ser una falsa sensación de seguridad.
“Llevar una vida segura es una contradicción en si misma” Borja Vilaseca
¿cuánto control tenemos sobre lo que nos puede pasar mañana? ¿cuánto tiempo y energía desperdiciamos en anticipar problemas que nunca ocurrirán? ¿cuánto esfuerzo malgastamos en la seguridad económica de los nuestros y que poco invertimos en su seguridad emocional?
“Quien tiene miedo sin peligro se inventa el peligro para justificar su miedo” Alain Emile Chartier
Esto lo han llevado a la práctica muchos gobiernos para controlar a sus ciudadanos y para lucrarse con la venta de armamento. Pero también lo ponen en práctica las personas que tienen un miedo atroz a vivir. El miedo a vivir es miedo a responsabilizarte de tu vida, a asumir riesgos, a decidir vivir según tu criterio y no según el criterio que otros consideraron bueno y correcto para ti. Y si encontramos argumentos que justifican peligros inexistentes ya tenemos la excusa perfecta para no asumir nuestro protagonismo en la vida, para no vivirla. Y entonces nos dedicamos a ganarnos continuamente una vida que ya teníamos ganada desde que nacimos.
Y nos creemos que ganarnos la vida consiste en tener seguridad.