Marcarse un objetivo y cumplirlo es necesario para avanzar en nuestro desarrollo personal y profesional.
Muchas veces, por más que lo pensamos, no somos capaces de encontrar un objetivo que nos estimule y de sentido a lo que hacemos. Y aquí, en esta frase radican las dificultades que debemos salvar para que los objetivos aparezcan de manera más clara y sencilla.
¿Cómo son nuestros pensamientos?
Según Sharon M. Koenig cada persona tiene unos 60.000 pensamientos diarios y la mayoría son negativos. Lo que está claro es que no existe un pensamiento neutro y que los pensamientos que pasan por nuestra mente a diario nacen de las creencias que hemos ido estableciendo desde edades muy tempranas.
No creo que podamos establecer auténticos objetivos de desarrollo si nuestros pensamientos son negativos, porque nacen de creencias limitadoras. Por lo tanto para poder marcarnos objetivos retadores debemos bajar dos niveles y llegar a las creencias que nos potencian o limitan.
Las creencias no dejan de ser opiniones que, en un momento determinado, transformamos en hechos incuestionables.
Recogiendo una idea de Francisco Alcaide, mis creencias son algo que aprendí pero no soy yo. Yo soy el vaso pero no soy el contenido, soy la grabadora pero no la grabación. Por lo tanto, los pensamientos pueden ser modificados si modificamos nuestras creencias.
Por lo tanto, según sean mis creencias así serán mis pensamientos. Según sean mis pensamientos así será mi estado de ánimo. Según sea mi estado de animo así estableceré mis objetivos y las acciones que llevaré a cabo para alcanzar los resultados que deseo.
Los pensamientos negativos nos llevan a marcarnos objetivos pobres o a bloquearnos sabiendo lo que no queremos sin enfrentarnos a lo que realmente queremos. Y es que un pensamiento negativo se alimenta del miedo, de la creencia de “no puedo”, “ no soy capaz” o “no lo merezco”
Cada uno de nosotros puede decidir cambiar un pensamiento si es consciente de que esos pensamientos no le conducen a ningún lado. Y no digo que sea fácil. Todo lo contrario. Exige entrenamiento, persistencia y dedicación en la que la pereza no tiene cabida. Reprogramar la mente pasa por cuestionarse todo aquello que dimos por válido alguna vez pero que no tiene porque ser cierto.
Y es que en muchas ocasiones nuestro verdadero obstáculo no es lo que desconocemos sino lo que conocemos y dimos por verdadero y realmente es falso. La clave está en cuestionarse una y mil veces lo que asumimos por evidente.
Si quieres tener pensamientos poderosos, rodéate de personas que confíen en ellas mismas, busca los entornos que estimulen tus pensamientos. En un entorno negativo es difícil tener pensamientos poderosos.
Un pensamiento negativo se transforma en positivo cuando soy capaz de visualizarme en lo que deseo ser y empiezo a actuar como si ya lo tuviera. Terminaré consiguiendo que mis pensamientos, mis sentimientos y mis acciones te lleven a lo que deseo llegar a ser.
Por lo tanto, no te plantees objetivos antes de revisar como son tus creencias y tus pensamientos.